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Los irlandeses forman una nación a la que le gusta reír. El arte de contar chistes y el cinismo elegante son parte de la vida diaria en Irlanda, así que no es sorprendente que una nueva generación de humoristas irlandeses se esté ganando reputación internacional.

Si le apetece asistir a un espectáculo de humor, algunos nombres destacables son Dylan Moran, Ed Byrne, Ardal O’Hanlon, Dara O’Briain, Tommy Tiernan y Kevin Gildea. O alternativamente, visite alguno de los festivales de puro humor, como el Festival de la Comedia Smithwicks Cat Laughs en  Kilkenny o el Festival de la Comedia Bulmers en  Dublin.

Los irlandeses son verdaderos artistas de los dichos ingeniosos, y desde humoristas a dramaturgos, todo el mundo tiene algo que decir: 

«Los verdaderos amigos te apuñalan de frente» Oscar Wilde, escritor 
«Si lloviera sopa, los irlandeses saldrían a la calle con tenedores» Brendan Behan, escritor 
«No hagas a los demás lo que ellos te harían a ti; puede que sus gustos sean distintos» George Bernard Shaw, dramaturgo
«Al ser irlandés, tengo un sentido pertinaz de la tragedia, que me sustenta durante los breves períodos de alegría» W B Yeats, poeta
«He formado un grupo llamado Alcohólicos Unánimes. Si no te apetece beber, llamas a un número de teléfono y vienen a casa a convencerte» Richard Harris, actor
«Mi padre tuvo una fuerte influencia sobre mí. Era un lunático» Spike Milligan, humoristas

La historia irlandesa está llena de mitos y leyendas, desde cuentos románticos de guerreros o hadas a ancianos santos y los mitos celtas forman parte del código cultural irlandés.

Algunas de las historias más famosas se basan en los Niños de Lir, quienes fueron convertidos en cisnes por su madrastra; el gran guerrero Cú Chulainn; y uno de los principales héroes celtas, Finn McCool, quien se convirtió en sabio cuando era joven al probar un salmón “de conocimiento” y al llegar a adulto triunfó sobre los gigantes.

El pub es un elemento clave en la cultura, sociedad y vida musical de Irlanda. No se trata simplemente de lugares en los que tomar algo, en un pub irlandés se puede filosofar sobre el sentido de la vida, darle vueltas a la política global, escuchar recitales de poesía, llevar el ritmo de una sesión de música celta con los pies, saborear un delicioso plato de mejillones o simplemente disfrutar en silencio de una pinta de cerveza Guinness delante de la chimenea.

Siéntese en la barra si le apetece charlar con la gente del lugar, o hágase sitio en uno de los pequeños rinconcitos íntimos que originariamente fueron creados para las señoras.

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