29.jpg

El doctorado del actor y director escénico dublinés Denis Rafter en la Cisneriana hace honor a una tradición irlandesa en Alcalá que se remonta a varios siglos.

¿Y qué pueden tener en común una ciudad del corazón de la meseta de España con la isla verde? Exactamente lo mismo que ha vinculado históricamente a los irlandeses y a los españoles en idiosincracia, en costumbres y en religión.

En concreto, el culto católico y la enemistad ancestral con los ingleses han sido motivos de unión y simpatía entre Irlanda y España de toda la vida. Y en virtud de eso Alcalá abrió en el siglo XVII las puertas de su Universidad a los hermanos irlandeses, haciendo gala de su cosmopolitismo de paso.

Irlanda era, en aquel tiempo, un territorio bajo dominio de los ingleses, cuya religión era protestante merced al cisma anglicano, en el que precisamente tuvo participación una alcalaína, la Infanta Catalina, al no conceder el divorcio a Enrique VIII.

El culto católico en Irlanda estaba, por tanto, perseguido y otros países del Continente se ofrecieron, como obra piadosa, a cultivar la fe y los saberes de los jóvenes irlandeses.

De este modo, en 1630 se fundó en Alcalá el Colegio Menor de San Patricio, por obra del irlandés John O’Neill, al que acudieron una veintena de jóvenes irlandeses, pero también de Flandes y Holanda, tierras donde el protestantismo avanzaba a pasos agigantados.
 
No obstante, tendrían que pasar algunos años para que el colegio, donde se impartía teología, artes y medicina, reuniera unas condiciones aceptables.

Fue gracias a la intercesión de un noble portugués, el barón Jorge de Paz Silveira, cuando el Colegio de San Patricio se edificó con sus hechuras actuales en la calle Escritorios, siendo refundado por la baronesa Beatriz de Silveira en 1645.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.